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Panamá en medio de una caída: Deudas, recaudación y menos inversiones ponen en jaque expectativa de crecimiento

La economía de Panamá, un país que durante años ha sido considerado uno de los motores de crecimiento de Centroamérica, enfrenta una serie de desafíos que han puesto en jaque sus expectativas de desarrollo sostenible. En un entorno donde la deuda pública, las dificultades en la recaudación fiscal y una disminución en las inversiones están marcando la pauta, resulta crucial analizar las implicaciones de estos factores y su efecto sobre el futuro económico del país.



Contención de la deuda


A partir de los datos proporcionados por la Dirección de Financiamiento Público del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), se evidenció que el saldo de la deuda pública de Panamá alcanzó, al cierre de julio, los $51,860.5 millones. Este dato refleja un incremento de apenas $47.7 millones (0.1%) en comparación con el saldo registrado al final de junio de 2024. Este ligero aumento se puede atribuir a la implementación de mecanismos de financiamiento que han incluido una mayor emisión de Letras del Tesoro por un monto de $83.2 millones.


Este panorama de deuda, aunque controlado en su aumento, plantea interrogantes sobre la sostenibilidad fiscal a largo plazo. La naturaleza del endeudamiento, que se ha centrado en la emisión de instrumentos financieros para paliar brechas fiscales, podría convertirse en un riesgo si no se acompañan de estrategias efectivas de crecimiento y promoción de ingresos fiscales.





Presión en las recaudaciones


La situación de la recaudación fiscal en Panamá también es preocupante. Según las declaraciones de José Galindez, presidente de la Asociación Fiscal Internacional (IFA) en Panamá, se anticipa que al cierre de 2024 el país enfrentará presiones significativas sobre sus ingresos fiscales, dado que no se vislumbra un crecimiento capaz de soportar un aumento del gasto público.


El Informe de Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe 2024, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pone de manifiesto que la recaudación tributaria panameña equivale al 13.1% del producto interno bruto (PIB), uno de los porcentajes más bajos de la región. Comparativamente, Brasil lidera con un 33.3%, lo que subraya la capacidad del gigante sudamericano para financiar sus iniciativas a través de un sistema fiscal más robusto.


La incapacidad de Panamá para elevar sus niveles de recaudación genera un alto riesgo de limitación en el gasto público, lo que puede repercutir en un menor desarrollo social y una desaceleración económica más pronunciada. Así, resulta imperativo que se implementen reformas fiscales significativas que no solo amplíen la base tributaria, sino que también optimicen la eficiencia en la gestión de los recursos públicos.



Inversiones


Otro de los factores que incide negativamente en la expectativa de crecimiento de Panamá es la disminución de las inversiones, tanto nacionales como extranjeras. El economista Olmedo Estrada, profesor de la Universidad Latina de Panamá, ha destacado la urgente necesidad de aumentar los flujos de inversión, especialmente en sectores que han sostenido el crecimiento del país, como el turismo, el transporte aéreo, los puertos, las actividades financieras, el transporte terrestre y la Zona Libre de Colón.


En el año 2023, la Inversión Extranjera Directa (IED) en Panamá sumó $2,015 millones, lo que representa una disminución con respecto a los $2,096 millones del 2022 y una caída aún más pronunciada en comparación con los $3,895 millones de 2019. Durante el periodo de la pandemia, las cifras fueron desalentadoras, alcanzando solo $172 millones en 2020 y $1,646 millones en 2021.


La perdida del grado de inversión, evidenciada por la rebaja realizada por Fitch Ratings, ha tenido un impacto significativo en la imagen del país como destino de inversión. Estrada advierte que la percepción negativa que se ha generado en torno a la situación política y económica de Panamá podría estar alejando a los inversionistas, quienes buscan estabilidad y un entorno favorable para sus capitales.



Crecimiento a futuro


Las proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) indican que la economía panameña alcanzará una tasa de crecimiento del 2.5% en 2024, una cifra considerablemente inferior a la de años anteriores. Esta desaceleración económica se debe, en gran parte, al cese de operaciones de la mina Cobre Panamá, un proyecto de inversión clave que finalizó en 2023 tras la declaratoria de inconstitucionalidad del contrato minero por parte de la Corte Suprema de Justicia de Panamá.


Este contexto sugiere una necesidad urgente de diversificar la economía y fomentar otros sectores de exportación que puedan absorber el impacto de la reducción en las actividades mineras. La promoción de políticas que favorezcan la inversión en infraestructura, tecnología y desarrollo humano será fundamental para asegurar un crecimiento sostenido y superar los desafíos actuales.



Conclusión


En síntesis, la situación actual de Panamá, caracterizada por una deuda creciente, presiones sobre la recaudación fiscal y disminución de inversiones, plantea un escenario complicado para sus expectativas de crecimiento. Para revertir esta tendencia negativa, se requiere una acción concertada por parte de los actores públicos y privados, que se enfoque en mejorar la sostenibilidad fiscal, optimizar la recaudación y crear un entorno favorable para la inversión. En un mundo interconectado, Panamá debe redoblar sus esfuerzos para posicionarse nuevamente como un destino atractivo para los inversores y así asegurar su desarrollo económico y social futuro.




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